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La Mujer Samaritana Marginada por la Sociedad

Palabra del Día: Marginada

Uno que ha sido excluido de un grupo de la sociedad.


La mujer samaritana era de un pueblo donde los judíos no pasaban en absoluto, pero el Señor dijo: "Y le era necesario pasar por Samaria". Los samaritanos fueron rechazados por los judíos en el Antiguo Testamento, debido a los matrimonios mixtos de judíos y gentiles. Samaria es un camino corto para llegar a Jerusalén desde Galilea, pero los judíos rodeaban el camino para evitar a los samaritanos. Adoraban al mismo Dios, pero creían que el Monte Gerizim era el lugar para hacer sacrificios a Dios y no en Jerusalén.


Juan 4:4

Y le era necesario pasar por Samaria.


Los judíos no querían tener nada que ver con ellos. A los ojos de los judíos, los samaritanos eran vistos como bastardos porque no eran judíos puros, y por esta razón eran enemigos.

Nehemías 4:1–2

Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo escarnio de los judíos.

Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas?

Al Señor no le importaban los argumentos del pasado, así que decidió pasar por Samaria. Preguntamos ¿por qué la necesidad? Esta restricción no se aplicaba a Él, porque Él está por encima de todas las religiones. Jesús, cansado, se detuvo junto al pozo que estaba allí.

Juan 4:6

Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.


Una de las mujeres de Samaria vino al pozo y Jesús le pidió agua. Esta mujer era una mujer inmoral, y venía a buscar agua al mediodía, que era la hora más calurosa del día. Quizás, debido a que era inmoral, no tenía derecho a obtener agua por la mañana o por la tarde. Jesús rompió tres reglas aquí cuando habló con esta mujer porque Él no vino a destruir las vidas de los hombres sino a restaurarlas.   1. Las mujeres eran consideradas muy inferiores en aquellos días en que ningún hombre hablaría con una mujer en público. 2. Esta mujer tenía mala reputación, por lo que un hombre muy respetable nunca se acercaría a ella. 3. Jesús era judío, y los judíos pensaban de los samaritanos como traidores.

Juan 4:7–8

Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber.

8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.


Lucas 9:56

porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas…


La mujer de Samaria le responde preguntándole por qué le estaba pidiendo agua a ella si los judíos y los samaritanos no cruzaban palabras. Tenemos que recordar que era necesario que el Señor fuera a esta ciudad para encontrarse específicamente con esta dama. Estaba cansado, lo que significa que era 100% hombre y que Él supiera la necesidad de esta mujer también significa que era 100% Dios.

Juan 4:9–11

La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.

10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.

11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?

Una vez más, nos preguntamos por qué la necesidad de pasar por Samaria. Jesús estuvo allí para restaurar la vida de esta dama. Ella tenía una necesidad y eso era estar bien con nuestro Señor. Jesús le responde diciéndole que cualquiera que beberia de esa agua volverá a tener sed, pero que cualquiera que bebiera de Su agua nunca tendrá sed porque Él es el Agua Viva.


Juan 4:13–14

Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;

14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.

La mujer samaritana quería del Agua Viva, pero no podemos tomarla del Agua Viva cuando tenemos pecado, y por eso Jesús la confrontó sobre su pasado y su presente. Él dijo: "Ve, llama a tu marido". Este pasaje demuestra que no podemos estar con un pie en los camino del Señor y el otro pie con el mundo.


Juan 4:15–18

La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.

16 Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá.

17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido;

18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.


Ella creyó y recibió del Agua Viva, y usó su influencia para hablar con otros sobre el Mesías. Jesús le había dicho la verdad con gracia; Él le ofreció perdón, redención y una nueva vida.

Juan 4:28–30

Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres:

29 Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?

30 Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.

Más tarde, Jesús les dijo a los discípulos que fueran testigos en Samaria, lo que significa que Jesús se deshizo de todas las barreras. También hubo un diácono que abrió una iglesia misionera allí.


Hechos 1:8

pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.


Hechos 8:5

Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo.

Conclusión: Jesús vino a sacarnos de cualquier esclavitud que podamos tener, ya no tenemos que vivir bajo la influencia de nuestras tradiciones o religión. Jesús es el único camino, independientemente de lo que se nos haya enseñado cuando estábamos creciendo.

*Por favor deje un comentario si esta lección ha sido de bendición a su vida.


He agregado algunos versículos a continuación para aquellos que no están seguros si el cielo es su futuro hogar. Por favor, comparta conmigo si acepta al Señor Jesucristo como su Salvador a través de esta publicación. ¡Con gusto me alegraré con usted!


que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

11 Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.

12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan;

13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

Romanos 10:9–13


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