Palara del Día: Devota
Dedicada o consagrada
Ana era la esposa de Elcana, su esposo pertenecía a la tribu de Levi. El nombre de Ana significaba "gracia", que significa lo mismo para estos otros nombres: Anna, Ann y Anne. Se consideraba que Elcana era un hombre piadoso, pero practicaba la poligamia, que era la costumbre en aquellos días y traía problemas matrimoniales debido a tener dos esposas y no ser aprobado por Dios.
La Biblia no nos dice cuál fue la primera esposa, algunos estudiosos sugieren que la segunda esposa podría haber sido Penina debido a que Ana era estéril.
1 Samuel 1:1–2
Hubo un varón de Ramataim de Zofim, del monte de Efraín, que se llamaba Elcana hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, efrateo.
2 Y tenía él dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía.
Ana viajó a Silo, el lugar de culto nacional con su esposo y la otra esposa Penina, quien le había dado hijos e hijas a Elcana. Silo se había convertido en el lugar de descanso para el tabernáculo y el centro religioso para adorar y sacrificar por Israel. Silo estaba situado a unas 20 millas al norte de Jerusalén. Aunque, Ana era estéril, la Biblia dice que su esposo la amaba y la trataba con ternura.
1 Samuel 1:3–5
Y todos los años aquel varón subía de su ciudad para adorar y para ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes de Jehová.
4 Y cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte.
5 Pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos.
Pero Penina estaba celosa de Ana e hizo su vida miserable cada vez que subían la colina para adorar al Señor. Por lo tanto, Ana lloró y no comió, y aunque su esposo era piadoso, él no sabía cómo hablar a su mujer, ya que no ven nuestras cargas de la misma manera que nosotras. No tome esto como algo malo, así es como Dios creó a los hombres. A medida que pasaron los años, su agonía creció y se hizo más intensa, ya que quería tener un hijo. Y aunque el Señor cerró su vientre, su corazón todavía estaba abierto para buscarle.
1 Samuel 1:6–8
Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos.
7 Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así; por lo cual Ana lloraba, y no comía.
8 Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?
Su dolor encontró refugio en el Señor, y esto es exactamente lo que todas debemos hacer, nuestras cargas o pruebas deberían acercarnos mas a Él. Ana sintió la necesidad de levantarse después de que habían comido en Silo, oró, lloró de angustia y simplemente derramó su corazón ante Dios. ¿Alguna vez ha orado por un hijo o una hija en su habitación o fuera de sus puertas con mucha angustia? Yo sí, y esto es algo que todas las madres necesitamos hacer con más frecuencia.
1 Samuel 1:9–10
Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová,
10 ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente.
Ana hizo un voto al Señor y este fue un voto serio. Ella le promete al Señor que, si Él le da un hijo, ella consagrará a este hijo como un Nazareo, lo que significa que ninguna navaja de afeitar vendrá sobre este niño. Este niño iba a servir a Dios por el resto de sus días.
1 Samuel 1:11
E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.
Su oración fue interna, sus labios se movieron pero las palabras no salieron y, debido al sonido que estaba haciendo, Eli el sacerdote pensó que estaba borracha y le pidió que guardara el vino. Ana dejó en claro que no estaba borracha y le dijo a Eli que era una mujer "atribulada de espíritu". Elí respondió: "Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho".
1 Samuel 1:12–17
Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella.
13 Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria.
14 Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino.
15 Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.
16 No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora.
17 Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho.
Esto es lo que me encanta de Ana, la Biblia dice que ella comió y ya no estaba triste, esto significa que justo después de que ella derramó su corazón al Señor, ya no llevó esa carga, la dejó allí en el lugar donde hizo el altar. Esto es algo que necesitamos aplicar en nuestras vidas cuando tenemos una agonía en nuestros corazones, necesitamos clavarlo en la cruz (derramar nuestros corazones) y seguir adelante como lo hizo Ana.
1 Samuel 1:18
…Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.
Ana concibió al hijo que había estado deseando durante tanto tiempo y lo llamó Samuel "Por cuanto lo pedí a Jehová". Cuando ya no estaba amamantando a su hijo, lo llevó a la casa del Señor.
1 Samuel 1:19–20, 24
Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella.
20 Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová.
24 Después que lo hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, un efa de harina, y una vasija de vino, y lo trajo a la casa de Jehová en Silo; y el niño era pequeño.
Conclusión: Para cualquier prueba o carga que tengamos, Ana nos enseña que tenemos que dejarlo en el altar, no lo carguemos, ya que no estamos diseñadas para llevar nuestras cargas.
*Por favor deje un comentario si esta lección ha sido de bendición a su vida.
He agregado algunos versículos a continuación para aquellos que no están seguros si el cielo es su futuro hogar. Por favor, comparta conmigo si acepta al Señor Jesucristo como su Salvador a través de esta publicación. ¡Con gusto me alegraré con usted!
9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
11 Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.
12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan;
13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
Romanos 10:9–13
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